Hace una década, en la cocina de la familia Laredo, nació un sueño audaz y visionario. Tres jóvenes emprendedores, los hermanos Manuel y Antonio Laredo, junto con Ronald Gonzales, se propusieron desafiar las probabilidades y convertir 30 millones de llantas en desuso en soluciones sostenibles. Así nació Mamut, una empresa pionera en la industria de la construcción sostenible en Latinoamérica.

Mamut se ha dedicado a la noble tarea de construir ciudades sostenibles, dejando una huella positiva en la vida de más de 2.1 millones de personas en cuatro países a lo largo de una década. Han transformado más de 3.3 millones de kilogramos de llantas (equivalentes a 826 mil llantas), capturando carbono equivalente a 120 mil árboles en el proceso.

Con la certificación como empresa B, Mamut valida su compromiso con el impacto social, ambiental y económico. Su visión trasciende la mera rentabilidad, integrando la sostenibilidad como pilar fundamental de su competitividad.

«El mundo está evolucionando y la demanda por productos sostenibles está en aumento. Si no comenzamos a producirlos desde Bolivia o Latinoamérica, terminaremos importando materiales de Europa», señala Manuel Laredo.

El esfuerzo incansable de estos jóvenes visionarios ha sido reconocido a nivel mundial, con premios como Empresa de Impacto en la Abu Dhabi Sustainable Week y premios Latinoamérica Verde en Ecuador, así como el reconocimiento como una de las empresas sociales más destacadas del mundo.

Comprometidos con la sociedad, Mamut impulsa el desarrollo de la economía circular en los mercados donde opera, fortaleciendo las cadenas de reciclaje natural a través de su laboratorio de innovación en materiales de construcción sostenible.

La colaboración con otras organizaciones que promueven acciones sostenibles es una prioridad para Mamut. Su programa «Alcancías de reciclaje», en asociación con la Fundación Aguayo, y la participación en Pacto Global y la Asociación de Jóvenes Empresarios de Paraguay, son ejemplos tangibles de su compromiso social.

Para involucrar a las generaciones futuras, Mamut ha lanzado la historieta «Maia y las londras», centrada en fomentar la cultura del reciclaje en los niños a través de publicaciones semanales en OPINIÓN. Este proyecto se realiza en el marco de la beca Humphrey Fellowship, otorgada por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Con la mirada puesta en los próximos 10 años, Manuel Laredo comparte sus ambiciosos objetivos: «Tenemos la intención de ser una multinacional de triple impacto. Queremos llevar nuestros productos a otros países, pero utilizando los residuos locales para mejorar la calidad de vida de esas ciudades».

El viaje de Mamut es un testimonio inspirador de cómo la visión, la innovación y el compromiso pueden transformar desafíos en oportunidades, y cómo un pequeño sueño puede crecer y dejar una huella perdurable en el mundo.